viernes, 18 de abril de 2014

EL MORO EXPÓSITO De el Duque de Rivas

EL MORO EXPÓSITO  De el Duque de Rivas
Mudarra mediohermano de los 7 hermanos decapitados por Ruy Vasquez son como una gran galería de pinturas - batallas, paisajes, castillos moros y castellanos vistos desde el exterior e interior, plazas llenas de gente, escenas solitarias y fantasmales.
Mudarra conquista a Kerima y con ese amor  va tras su destino; Mudarra esta ante la tumba de su madre Zahira en compañía de Kerima y con palabras dulces se juraron, a pesar del destino,  amor eterno y el sepulcro fue altar de sus amores pronunciando sobre el su juramento;  pero el destino se opone a la deseada eternidad de esos amores, porque el presagio de rompimiento lo da el que hayan jurado sobre una tumba.
Y además el destino había decretado que Mudarra se casaría con otra mujer y tuviera un hijo de nombre Ordoño
El joven Mudarra, desde el momento en que lo vemos aparecer por primera vez, en un palacio moro de Córdoba, hasta el punto en que, fue  reconocido como el heredero de la gran familia Lara, llega en medio de grandes ceremonias a la catedral de Burgos, donde se han de celebrar su bautizo y casamiento para ver como su querida novia mora, recién convertida, huye del altar para entrar en un convento, incapaz de casarse con el hombre que mató a su padre, a pesar de que lo ama.
Horrorizado al darse cuenta de que ha matado al monstruoso padre de Kerima, el héroe corre hacia su mentor Zaide, el cual le dice: "llegó el momento / de la revelación"  y se lanza a una revelación Durante el trágico relato del Señor de Lara, por ejemplo, hay una
pausa mientras el viejo se sumerge en un profundo silencio provocado por sus terribles recuerdos:
Nadie alentó. Después de un corto rato, de estar la narración interrumpida, lanzando un profundísimo suspiro, el gran Gustios asi tornó a seguirla ... y  finaliza con la interrupción de Mudarra: " ¡No más, no más ... buen Zaide! ... Basta cesa".  la historia, no puede soportar el escuchar el triste final de su madre.
No sólo le cuenta a Mudarra los hechos que ocasionaron su nacimiento, hijo de un noble cristiano y de una princesa mora, sino que  le cuenta tanto sus propias aventuras como las de Nuño, abuelo de la heroina. A esto se le añade también el incidente de la copa envenenada. Armado con la revelación de su nacimiento, Mudarra, educado en la mora Córdoba, está ya preparado para salir a caballo
hasta Burgos y encontrar su casa solariega castellana. De la misma forma, cuenta la historia del muy villano Ruy Velázquez, quien es muerto por Mudarra al enterarse que mató a sus siete hermanos, espantosa muerte que recibió. en la noche para continuar la acción
Cuando la lucha finaliza en Burgos, hay una evocación de la noche en la ciudad mientras el conde se retira a su alcázar.
 La oscuridad de la ciudad se ve iluminada por fuegos fortuitos y ocasionales, destellos de hojas de espada; las llamas que arden en el campo iluminan con vacilantes destellos las torres del castillo. Luego, sonidos esporádicos - gritos, toques de trompeta, el metálico choque de las espadas en la distancia, el zumbido de una piedra o de una flecha que lanzadas por una mano desconocida se disparan velozmente por las calles oscuras, el galope de un caballo – todo ello viene a perturbar el 'hondísimo silencio
Cuando Lara debe pagar por la muerte del padre de Kerima, esta en la cárcel,  es sacado de su celda en la prisión para la entrevista en la que Giafar le presenta las cabezas cortadas de sus hijos, se nos habla del ruido de los cerrojos de la puerta de la prisión al ser descorridos; de la súbita luz del día en el exterior; los dos esclavos que sosteniéndole, le ayudan a cruzar los que parecen interminables pasillos; el almohadón de púrpura en el que le hacen sentarse. La sensación de terror se evoca con tanta fuerza.
Las escenas de multitudes, las descripciones son abundantísimos. Las bulliciosas escenas de preparación para la ceremonia de legitimación en Salas y el subsiguiente banquete, son como una pintura, tan reales que podrían despertar las papilas gustativas de
cualquiera. Quizás el ejemplo principal esté, sin embargo, en la extensa evocación del bautizo y casamiento del héroe y de la heroina. En primer lugar, la vista de Burgos en la lejanía desde el campo: amapolas, tomillo y chopos; el cielo al amanecer en una mañana de mayo. Seguidamente, los sonidos: las campanas de la catedral repicando mientras van llegando las gentes a caballo, a pie, en carros, levantando nubes de polvo blanco. Más tarde, pasamos a la ciudad, las calles atestadas, engalanadas de flores y banderas. El sol está alto y la fanfarria anuncia la procesión según ésta se va alejando del alcázar. Como si estuvieramos en un asiento de tribuna, vemos y oímos todo detalle - los trajes, el sonido de los cánticos y de los instrumentos musicales, y luego entramos en la catedral iluminada  con antorchas.

Esta es la obra de un patriota exiliado que evoca con cariño su 'patria' grande y su 'patria chica' desde tierras extranjeras. Puede que los personajes sean simples, las imágenes poco originales y el final tan abrupto -aunque se nos avisa del desenlace - que parece que el narrador ha sido llamado a la mesa repentinamente, pero,  con una historia realmente larga que pudiera mantener la atención de los lectores, divertirlos, deleitarlos, y algunas veces, quizás incluso entusiasmarlos o emocionarlos profundamente" .

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