ARGUMENTO DE EL BEOWLFO: ANÓNIMO
La música y alegría que se
oye en la sala enoja al monstruo, que mora en las ciénagas, Grendel se ensaña con los criados y
guerreros del rey Hroðgar y los devora, Beowulf, sobrino del rey de Gëatlantt, parte de Escania, ofrece su ayuda a Hrothgar. La primera impresión de Hrothgar es de
escepticismo frente a las pretensiones del desconocido héroe, pero lo recibe
gentilmente, y al cabo de un espléndido banquete le encomienda la tarea al
recién llegado. Los daneses abandonan la sala y la dejan bajo la vigilancia de
los gautas. Grendel regresa esa misma noche a Heorot, derriba sus sólidas
puertas y devora a uno de los guerreros. Beowulf
es despertado por el alboroto y acude en ayuda de la guardia, trabándose en
lucha cuerpo a cuerpo, sin armas, con el engendro, que sólo puede liberarse de
su agresor perdiendo a cambio uno de sus brazos y huyendo herido a morir en su cueva.
La reina Welto premia a Beowulf con un collar
y se hace una celebración en su honor. la
mañana siguiente, todo es regocijo en Heorot; pero por la noche, la madre de
Grendel – mucho más feroz que su hijo – se presenta para vengarlo. Mata a
Ésker, hombre de Hroðgar, y se marcha llevándose el brazo de su hijo. Beowulfo y su comitiva siguen el rastro de la criatura
a través de la pradera hasta su cueva, la cual encuentra sólo tras nadar casi un día en las
profundidades de un lago atestado de criaturas sobrenaturales. Beowulfo y la
ogresa combaten en un recinto submarino iluminado por un fuego inexplicable. El
gauta, cuando está a punto de ser derrotado, encuentra una gigantesca espada
con la que mata a la ogresa. El héroe cercena la cabeza del cadáver de Grendel, y retorna a
Heorot con sus trofeos.
Realizado el banquete y entregadas las riquezas prometidas por Hroðgar,
el héroe parte de regreso a su tierra.
De regreso en Gautlandia, Beowulfo se entrevista con su tío Hygelac y le
cuenta de sus hazañas en tierras danesas. Ambos
intercambian dádivas y se anuncian futuras hostilidades entre los gautas y los headobardos.
Beowulf, ya anciano, ha reinado por cincuenta años después
de suceder a Hygelac, muerto en
batalla. En la última etapa de su vida, Beowulf se dispone a enfrentarse, con
la sola ayuda de su sobrino Wiglaf, a un temible dragón que está destruyendo su reino.
Un hábil y osado ladrón había penetrado en la cueva
del dragón y había robado una copa de plata incrustada de oro y piedras preciosas, parte del inmenso tesoro que guarda la bestia. Enfurecido, el dragón asalta y
destruye el pueblo del ladrón, y mata a todos sus habitantes. Beowulf sale a su
encuentro para vengar a su gente, pero la reacción del dragón ha aterrado tanto
a sus súbditos, que solamente Wiglaf se apresta para acompañarle.
Después de una cruenta batalla, ambos logran acabar con la bestia, pero Beowulf, gravemente herido,
encomienda a su sobrino apoderarse del tesoro y utilizarlo para reconstruir el
reino. Pasa su torque de oro a Wiglaf y le confía el reino. Finalmente, Beowulf recibe un
funeral: su cuerpo es colocado en una pira funeraria e incinerado. Luego se
construye un túmulo con vistas al mar y se colocan allí sus
restos junto al oro del dragón.
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